jueves, 17 de enero de 2013

Baby Led Weaning, o cómo morirse de risa y asombro en cada almuerzo :)

Thiago cumplió los 6 meses. Gran momento gran: comienza la alimentación complementaria. Y como nos gusta ir contra corriente y que nos miren raro, en esto también decidimos evitar los métodos tradicionales.
Leyendo mucho por ahí, me enteré del Baby Led Weaning. Que viene a ser lo que intuitivamente me daban ganas de hacer: olvidarme de los purés y las cantidades, y respetando los tiempos y deseos de Thiago, poner a su disposición alimentos que yo como o comería.


Obvio, siempre manteniendo pautas seguras (al igual que con el colecho y el porteo; por qué será que siempre hay que aclararlo? Me pregunto si a alguien se le ocurriría decir "¿Le das la mamadera en forma segura?"). Como en todo, usamos el sentido común: no dejar al bebé solo con la comida; quitar huesos, carozos, semillas; darle trozos lo suficientemente grandes como para que chupe o roa; no darle granos o frutas pequeñas; constatar que está sentado en forma erguida y estable. Para más tips, chequeen este artículo y este otro.

Al principio no comen mucho. Y acá, al menos para mí, está lo más difícil. Es que vencer la tentación de hacer un purecito para metérselo en la boca es tremendo. Cambiar el chip con el que venimos programados cuesta; una siempre se está preguntando si habrá comido lo suficiente. Pero entonces recuerdo que la alternativa (hacer una papilla y enchufársela hasta que haya terminado) es justamente lo que quiero evitar; quiero respetar sus deseos, que aprenda a contactar con sus sensaciones de hambre y saciedad, y que sepa que siempre voy a tenerlas en cuenta. En nuestra cultura, "comer bien" es igual a "comer mucho", sin importar si nuestro cuerpo nos está mandando señales de que ya fue suficiente...

Pero bueno, se preguntarán, dónde están la risa y el asombro del título?
Paso a relatar. El primer día, me agarró sin "comida blw" pronta. Así que mientras yo almorzaba una tarta de choclo, lo senté en su sillita de comer (que por suerte tiene una bandeja enoooooorme) y le di bastoncitos de queso magro. Así nomás, con cáscara y todo. Las primeras caras fueron impagables. Además de que le encantó la novedad de compartir conmigo el momento (antes lo dejaba jugando en el gimnasio o esperaba a que se durmiera), agarró el queso y sin estudiarlo demasiado, lo llevó a la boca. Lo chupó y lo sacó para mirarlo, luego otra vez a chupar. Yo, muerta de risa de ver sus caras, me dividía entre los nervios, tratar de que no se me notaran, agarrar la cámara para inmortalizar el momento y chequear que no se atorara. Apretando entre la lengua y las encías, comenzó a desprender pedacitos. El primero se lo saqué; me daba terror que se le fuera a la garganta. Pero los siguientes, más chicos incluso que el primero, fueron quedando regados en la bandeja y el piso... así que me aflojé un poco y seguí riéndome con él. De los bastones originales fueron quedando las cáscaras (que le servían de asa; ningún boludo mi hijo). Comió poco y nada, pero disfrutamos un montón. Luego lavarse las manos y la cara, teta y siesta. Al levantarnos lo convidé con un trozo de banana que yo estaba comiendo. Ahí sí se atoró un poco (estaba muy madura y se le desprendió un trozo grande), pero él mismo logró sacarlo con toses y arcadas, sin cara de susto ni nada. Por las dudas, con el resto sí hice un puré y se lo di, observando siempre si le interesaba la siguiente cucharada o no. Tampoco es cuestión de casarse rígidamente con ningún método, si no, estamos en la misma...
El segundo día, brócoli al vapor. Enloqueció!!!! Por qué será que les gusta tanto?? En menos de 5 segundos, toda su cara estaba llena de pelitos verdes; chupaba con fruición y una cara de felicidad... También fueron quedando "florcitas" desprendidas sobre la bandeja. Cuando sólo quedó el tronquito escondido en su puño, le ofrecí un trozo de la ciruela que yo estaba comiendo de postre. La probó con la puntita de su lengua, hizo cara de "mono chupando limón" y la dejó. Demasiado ácida. Pero no desaprovechó su presencia: agarrando el trozo por el lado más grueso (se lo había cortado en forma de gajo), lo usó de "palita" para juntar todas las florcitas de brócoli desparramadas!!
Acto seguido, tiró la ciruela sin mirarla siquiera, y atacó el montoncito de brócoli. Con la otra mano, por supuesto; en la primera seguía resguardado el tronquito!

Y así seguimos, experimentando y aprendiendo todos los días...
Y por cierto, al tercer día se volvió a atorar... con puré de papa y zanahoria. Así que la próxima vez que me pregunten: "Le das entero? Y si se atora?" Creo que voy a sonreír y no contestar nada. Thiago y yo sabemos lo que nos gusta ;)

4 comentarios:

  1. Me encanta este blog...

    Qué lindo! Yo, la ansiosita, ya estuve averiguando sobre eso y recién estoy embarazada de 4 meses, ja! Me interesó mucho y también soy de ir bastante a contra corriente. En un año te cuento!

    No sé por qué no puedo comentar con mi blog, así que por las dudas: http://pibitoiscoming.com.ar/

    Saludos! :)

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    1. Gracias florzz!!! y felicidades por tu pibito! voy a chusmearte. nos hablamos!

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  2. Mariel que lindo!! yo estoy de a poco intentandolo pero debo asumir que me pone muuy nerviosa así que le hago el bendito puré. Eso sí, cada vez menos pisado. Y lo que hace mi gordo es que me grita para que le dé más rápido así que no lo obligo a comer nada que no quiera. En cuanto pierde el interés no le doy más. mucha suerte! besos. Daniela

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    1. Hola Daniela, gracias por comentar! Si, creo que lo que importa es que sigamos nuestro instinto y estemos atentas a sus señales. Si te pone nerviosa, mejor no darle entero porque le transmitís tus nervios.
      Me encantó eso de que te grite pidiendo más!! Por acá estamos lejos de eso todavía, la mayoría de la comida termina en el piso o en la ropa o en su pelo :D

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