jueves, 4 de abril de 2013

La angustia del octavo mes

Thiago arrancó con esta etapa como un relojito. Supongo que cada bebé lo vive distinto, pero en su caso ha sido -por ahora- bastante light. Está más mimoso, muy pegote conmigo y con el papá (cosa que nos encanta, aunque a veces nos cansa, claro). Algunas veces llora sin aparente razón, pero se calma con más mimos y abrazos. Justo coincidió también con un par de semanas de mucho trabajo para su papá, así que lo extraña mucho y se lo hace notar. Pero en cuanto logra calmarse y se siente seguro de que estamos con él, vuelve a jugar solito, a investigar el mundo con la energía que lo caracteriza, a desarmarnos con sus sonrisas cada vez que descubre algo nuevo.
Esta fase es una transición muy importante en su evolución psíquica-emocional. Poco a poco comienza a comprender que él y su mamá son dos seres, no uno solo. No es por casualidad que se dé en este momento, coincidiendo con el final de la etapa de exerogestación mencionada ya en un post anterior.
Tal descubrimiento implica un gran reordenamiento en su cabecita; ahora puede ir y venir a su antojo, separarse y acercarse, pero se da cuenta que también puede hacerlo mamá o papá. Y eso, por supuesto, lo angustia y le genera ansiedad, por temer ser abandonado.
Como etapa de evolución que es, no puede esquivarse; sí o sí, todos los bebés la atraviesan, y está en nosotros la responsabilidad de que lo haga con el menor sufrimiento posible, y logrando ganar en seguridad y vivencia de amor ("Yo puedo irme, pero siempre voy a estar cuando me necesites, y siempre te voy a amar aunque no esté"). Por eso es que durante esta fase, les encanta el juego de "está/no está"; les ayuda a ir entendiendo que aunque no nos vea, ahí estamos.
El porteo, claro, resulta muy útil también en esta etapa, ya que por lo general demandan más tiempo en brazos. También suele suceder que no quieran estar en brazos de extraños, incluso tíos o abuelos, por lo que los padres son los depositarios exclusivos de este aumento de la demanda. Responder a ella todo el tiempo que sea necesario es la forma más sensible y respetuosa de acompañarlos. Así que la mochila o el fular, que ya eran grandes amigos, se vuelven ahora aliados imprescindibles.
Tomando los conceptos de Apego Seguro que ya mencionamos, creo que si desde el nacimiento se estableció un contacto amoroso, constante y coherente, esta etapa será atravesada más fácilmente, ya que hay buenas semillas plantadas.
Eso sí, los papás -sobre todo la mamá- van a sentir mucho más el cansancio, ya que las rutinas se alteran, la demanda es más acuciante, los juegos que antes lo entretenían ya no funcionan... Así que si no lo hicimos ya, ahora sí que va a ser necesario encontrar apoyo de familiares, amigos, grupos de padres... no para que sostengan al bebé, que no va a querer saber nada con ellos, sino para que nos apoyen a los papás. Está bueno ser concientes de lo que está pasando y lo que se puede venir, para sentirnos más preparados y buscar aquello que nos nutra.

Así que ya saben: si no aparezco por un tiempo... es que Thiago me tiene secuestrada ;)

2 comentarios:

  1. me encanta tu blog!!! mi bebita está en esta etapa también, no quiere nada con nadie, solo upa conmigo, uso una bandolera portabebé y asi me arreglo para hacer algunas cosas, y como leí en un blog parecido que las madres felices tienen los pisos pegoteados... me entregué a la felicidad. Emilia, no es muy light, irme a bañar puede resultar un calvario,a veces necesito un espacio, un momento no mas, pero siempre me recuerdo que no va a ser bebe por mucho tiempo y no hay nada mas lindo que esos ojotes buscándome, que bien valen mi agotamiento
    ire

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    1. Gracias Ire! Me encantó eso de las mamás felices, pisos pegoteados... se aplica mucho a mi casa jajaja.
      con respecto al baño... yo sólo puedo hacerlo cuando está el papi, porque no se queda tranquilo con nadie más. Pero sé de mamás que se llevan al bebé con ellas, y hasta se bañan juntos, convirtiéndolo en un espacio de juego más. Claro que a veces necesitamos un minuto para nosotras... esos me los reservo para cuando está dormidito :)
      Y es cierto, todo el agotamiento vale la pena. pero ojo! También está bueno detectar las señales de que nos estamos agotando, para poder buscar apoyo y cargar pilas. Nos sentimos mejor y nuestros bebés lo agradecen ;)
      Besos!

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