miércoles, 20 de febrero de 2013

Algo de teoría

Quienes anden frecuentemente por la blogósfera maternal, habrán visto muchas veces las expresiones "Crianza con Apego", "Crianza Respetuosa", "Crianza Natural", "Crianza Corporal", y alguna más que no recuerdo ahora.
Básicamente son distintos nombres para hablar de lo mismo, y está bueno saber eso; son como "palabras clave" que nos guían para saber la filosofía que guía el artículo que estemos leyendo.
Yo prefiero "Crianza Respetuosa" y les explicaré por qué.
El primero en hablar de Apego, que yo sepa, fue John Bowlby (1907-1990). Partiendo de observaciones hechas por otros científicos en animales, y usando como material su trabajo con niños en orfanatos, elaboró la Teoría del Apego.
Esta teoría plantea que el niño establece una relación de apego primaria con quien lo cuida más cercanamente (en nuestra cultura, suele ser la madre). A partir de las características de esa relación, establecerá las bases de su personalidad y construirá las relaciones posteriores. Si quieren leer más, les sugiero este artículo.
Si lo pensamos con sentido común, no es difícil reconocer la certeza de esta teoría. El bebé humano nace en condiciones de extrema indefensión, y el contacto corporal, afectivo-emocional, es básico para su supervivencia en los primeros años de vida. Por lo tanto, desarrollará instintivamente conductas que mantengan a su madre cerca (sonrisas reflejas, balbuceo, llanto).
Posteriormente Mary Ainsworth (1913-1999) desarrolla los conceptos de patrones de apego: Apego Seguro, Apego Ansioso (que se sub-clasifica en Apego Evitativo y Apego Ambivalente), y Apego Desorganizado. Dichos patrones se forman, como ya dije, a partir de las características de la relación con la figura de apego primaria (la existencia o no de disponibilidad de la madre para atender las necesidades del bebé, y la calidad de dicha disponibilidad), y por lo general se mantienen toda la vida.
Cuando en artículos en internet leemos "Crianza con Apego" se refiere siempre al Apego Seguro. O sea, a responder respetuosamente a las necesidades del bebé/niño. Pero dado que en realidad, siempre hay Apego, sólo que a veces puede ser de otra calidad, no me parece apropiada la expresión. Ya que no existe la Crianza sin Apego. Puede ser un Apego inadecuado, pero siempre habrá Apego; el bebé depende de forma tan extrema de sus cuidadores, que acepta lo que le den y se adapta a ello.
El uso de esta expresión proviene en realidad de la traducción del inglés de "Attachment Parenting", un método desarrollado por el pediatra William Sears. Basándose en las teorías de Bowlby, Sears establece 8 principios básicos, las "8 B's de la Crianza con Apego", ya que en inglés todos empiezan con palabras con B (a los angloparlantes les encantan las mnemotecnias).
Los 8 principios son:

  • Birth bonding: contacto y establecimiento de vínculo "piel a piel" desde el nacimiento;
  • Breastfeeding: lactancia materna; 
  • Babywearing: portear al bebé; 
  • Beding close to baby: colechar; 
  • Belief in your baby's crying as a language: confiar en el llanto del bebé como lenguaje para expresar sus necesidades;
  • Beware of baby trainers: cuidarse de los métodos de adiestramiento; 
  • Balance: encontrar el equilibrio entre ser autoritarios y ser permisivos. Disciplina positiva; 
  • Both: Ambos padres deben estar involucrados en la crianza.
Me dedicaré más ampliamente a cada principio en próximas entradas. Pero quería dejar claro hoy lo siguiente: sabemos  -o por lo menos, es mi deseo asumir- que todos los padres hacen lo mejor que pueden, y siempre desean lo mejor para sus hijos. Por supuesto, todos nos equivocamos alguna o muchas veces. Los principios sirven para ponernos de acuerdo, saber que hablamos de lo mismo, y establecer bases. Pero no funcionan como garantes. Criar respetuosamente a nuestros hijos -escucharlos, valorar sus emociones, darles los tiempos necesarios para crecer y desarrollarse en sus potencialidades- es posible sin cumplir con alguno de estos principios. Hay mamás que no pueden dar de mamar, parejas que no desean colechar, y sin embargo establecen relaciones respetuosas de apego seguro y feliz. Y desde el otro lado, el cumplir con todos los "requisitos" no asegura una crianza feliz, si los papás no contactan adecuadamente con sus hijos. No es una receta para la felicidad. Son sólo formas de hacer más fácil el contacto necesario para encontrarnos con nuestros bebés, y a través de ello, con nosotros mismos.

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