Como bien sabrán, la crianza de un hijo -o varios- nos insume tiempo, energía, pero sobre todo nos interroga en lo más profundo sobre quiénes somos, hacia dónde queremos ir, qué queremos transmitir a estas personitas que llegaron a revolucionar nuestro mundo.
Es una forma de hacer política. Tal vez la más importante y a su vez la que más realizamos casi sin darnos cuenta, en el día a día, en cada cosa que decimos o hacemos con nuestros peques.
Hace no tanto tiempo, la vida comunitaria nos daba todo el apoyo que necesitáramos. La vecina cuidaba al nene cuando jugaba en la vereda, la prima nos pasaba ropa, las abuelas nos daban consejos de lactancia sacados de su propia experiencia. Hoy vivimos lejos de la familia, todos trabajan jornadas extensísimas y la relación con los vecinos es casi inexistente. Nuestras amigas o mujeres cercanas tienen poca o nula experiencia con la lactancia.
Y por otro lado, los consejos que nos dan, o lo que recordamos de nuestra propia crianza, nos hace ruido. Cada día intentamos inventar otra forma de criar, sabemos en nuestro interior que es posible, pero nos sentimos un poco solos.
Los grupos de crianza se han constituido en un pilar fundamental dentro de esta revolución pacífica que de a poco vamos haciendo.
Con mucho amor y placer, junto a Alexandra de Psicología Integral Uruguay, estamos planificando la coordinación de Grupos de Crianza y Grupos de Embarazadas. Nos veremos pronto!
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